Programa temático: Los clubes de barrio
Por Celeste Roca
Los clubes sociales se instauraron
desde su fundación como espacios barriales y comunitarios, creando sólidos
vínculos vecinales. Tales vínculos fueron prácticamente desmantelados por las
prácticas represivas implementadas por los gobiernos dictatoriales, ya que
éstos provocaron el repliegue de la sociedad y de los individuos al ámbito de
lo privado. Dicha situación se profundizó a raíz de la implementación de
políticas neoliberales que promovieron el individualismo y el debilitamiento de
todos los ámbitos de discusión y diálogo colectivo. En un escenario difícil,
los clubes hoy se renuevan, se revitalizan y redoblan el esfuerzo para estar
presentes en el acontecer comunitario.
Los clubes nacen en nuestro país en el
transcurso del siglo XIX y su creación demostró una clara necesidad de unión en
el ámbito de lo social; tuvieron su época de máximo apogeo a partir de la
década del ´40, cuando llegaron a centralizar la actividad cultural, deportiva
y social de cada barrio constituyéndose en ese sentido, en puntos de encuentro
y referencia casi exclusivos de las zonas adonde se ubicaban.
También fueron eje de las actividades
sociales del barrio, y centros privilegiados que reunían a la juventud entre
los años 1930 y 1970. Luego empezaron a producirse transformaciones en la
sociedad, a partir de la aparición de nuevos paradigmas y conceptos de
diversión y ocupación del tiempo libre, y la irrupción de las nuevas
tecnologías, aspectos que impactaron especialmente y de manera muy
significativa en los jóvenes, contribuyendo a que los clubes barriales fueran
perdiendo la capacidad de convocatoria que supieron tener en otros tiempos.
El club es un espacio de pertenencia
en el cual las historias individuales se cruzan con la de los colectivos de los
cuales se sienten miembros: el barrio, la familia, los grupos de amigos.
La actividad en los clubes tiene una
trascendencia fundamental porque en ellos conviven el esparcimiento, el
aprendizaje y la participación social; todos aspectos que al estar ausentes,
afectan profundamente las condiciones de desarrollo personal y social de niños
y jóvenes.
Se hace evidente que en el marco
actual en el que vivimos, el club social y deportivo ha perdido el rol
preponderante que históricamente ejercían en las relaciones barriales e
interurbanas. Esto se relaciona con alteraciones que vienen atravesando todas
las instituciones de la sociedad en el contexto de las relaciones en la
posmodernidad como el pasaje del paradigma Estado al paradigma mercado. En la
transición entre un modelo basado en la solidez de un Estado que garantizaba la
vida institucional y un modelo que apuesta a la descentralización y la
flexibilidad del mercado, los clubes sociales se definen entre refugiarse en la
seguridad de la estructura interna o adaptarse a la incertidumbre del escenario
actual.
El desafío hoy es generar espacios que
promuevan políticas de inclusión, equidad e igualdad para todas y todos los
niños y jóvenes. En ese sentido, los clubes barriales de la ciudad pueden
constituirse como espacios de inclusión, donde las personas tienen la
posibilidad de encontrarse y desarrollar lazos de pertenencia.
Ante esta situación se torna evidente
la necesidad de que los clubes barriales sean sostenidos y protegidos, no sólo
por su barrio de pertenencia, sino a partir de una imprescindible presencia del
Estado, formulando políticas públicas que permitan la permanencia y el
fortalecimiento de estas instituciones.